domingo, 29 de junio de 2008

Nevera de Algimia - Cueva del Estuco - Fuente de La Parra - Nevera de Algimia


Vamos a disfrutar de un tramo fabuloso, en una de las rutas clásicas del senderismo.

El inicio de esta ruta se ubica en la carretera CV-215, entre Alcudia de Veo y Algimia de Almonacid. Desde Alcudia de Veo hacia la derecha por la CV-215, recorreremos unos 4 Km y a la izquierda y con mucha precaución giraremos con nuestro vehículo para dejarlo aparcado en una zona amplia de recreo, en la que veremos una serie de flechas direccionales de madera y un pequeño monumento dedicado a un hijo predilecto de Algimia de Almonacid.

Inmediatamente a la izquierda veremos una senda ascendente, señalizada con un poste de madera con flecha direccional y señal de ubicación, con unas escaleras hechas por el hombre aprovechando recursos naturales que nos llevan hasta la misma Nevera de Algimia, construida a base de cal y canto, con su bóveda recientemente restaurada, y que se distingue entre los pinos de rodeno que casi la rodean.

La flecha direccional nos informa de la dirección a seguir para llegar a la cima de la Rápita (1.106 msnm) por la vertiente Sur y la señal de ubicación, nos está informando de que la Nevera está allí mismo.
Subimos las escaleras y procedemos a visitar la Nevera (se trata de un depósito con un gran pozo y cubierta) observamos que tiene una abertura frontal y un orificio en el techo, ambos cerrados y protegidos con rejas. Estas aberturas eran utilizadas para el trasiego de la nieve. En efecto la nieve se almacenaba y prensaba durante el invierno y se guardaba en este tipo de construcción y se les denominaba nevera o cava; adoptan diversas formas, esta Nevera de Algimia es circular así como la Nevera de Castro en Alfondeguilla (que ya hemos visitado) y ambas con cubierta. La nieve se recogía y se guardaba en estas neveras, y para su mejor conservación se utilizaba paja, que la aislaba del muro de la nevera y a cada metro de espesor, se ponía una hilada de paja de arroz, que embebía la humedad sobrante y hacía que no se derritiera la nieve y posteriormente la extracción del hielo.
Otro tipo de construcción es el denominado ventisquer o clot , que es una construcción con paredes no muy altas, sin pozo ni cubierta (mas propios de la zona de Penyagolosa, Xodos y Vistabella), que espero poder visitar en breve y publicar en este blog.
La mayoría datan del siglo XVIII, y la nieve se vendía en las zonas costeras durante el verano, ya que poseía múltiples usos tanto medicinales como para el transporte de alimentos e incluso para su disfrute ya que permitió el origen de refrescos y helados. Este comercio de la nieve suponía un complemento económico importante en las zonas donde se ubicaban, pues se compaginaba con otras actividades, sobre todo cuando se paraliza la actividad agrícola. Mucho vecinos de la comarca eran contratados para trabajar en la recogida de la nieve y se facilitaban, además, las relaciones sociales entre las zonas montañosas y productoras con la zona de la Plana, que era la consumidora.
Unas y otras construcciones se realizaban en un emplazamiento elevado, en zonas de umbría y aprovechando el relieve del terreno.
El autor ha podido conversar con vecinos de Algimia de Almonacid, quienes han informado que efectivamente, se utilizaba para hospitales y para residencias de la Plana, y un vecino entrevistado, afirma haber limpiado muchas veces esta Nevera.
Una vez visitada con detenimiento la Nevera de Algimia y realizado un completo reportaje fotográfico, reanudamos nuestra ruta, para ello descendemos de la Nevera y enlazamos con una pista forestal amplia que se abre a nuestros pies una vez hemos descendido por las escaleras, anteriormente mencionadas.
Por la pista nos vamos a encontrar diferentes señalizaciones, desde planchas perforadas, a placas de piedra labrada y a flechas direccionales, que nos informan de los diferentes destinos a alcanzar.
Nuestro próximo objetivo es la Cueva del Estuco. Hay que ir atentos pues hay una leyenda en azul en una roca junto a la pista, con flecha, que nos obligará a desviarnos hacia la izquierda, adentro y arriba (en el punto que encontraremos esa indicación) rechazando continuar por la pista que llevábamos.
Así pues nos desviamos por una fuerte y estrecha senda por la izquierda y que nos subirá directamente a la cueva; hay bifurcación de sendas. He balizado la dirección correcta, para evitar extravíos. Escalones rocosos, nos recibirán a nuestro paso, junto a una vegetación que a veces llega a cegar la senda, hasta alcanzar unas rocas que una vez superadas nos permitirán alcanzar la entrada a la Cueva del Estuco, se trata de una cueva caliza.
Maravilla de la naturaleza, digna de visitar. Situada entre el paraje de la Fuente de la Calzada y el Pico Espadán. Tiene una profundidad de 20 m. Dentro nos encontramos con una gran sala de estalagmitas y estalactitas una de ellas de 14 m., y con una pequeña sala denominada Sacristía de difícil accesibilidad. Se llega a esta cueva, también, por el camino del Pico Espadán.
La entrada es como una garganta que se estrecha dejando un angosto paso con ligero desnivel hasta su cámara principal. Observamos en la parte superior de la entrada unos clavos en las rocas que nos sirven para fijar nuestra cuerda que no debemos soltar pues la entrada es muy resbaladiza ya que la cueva rezuma agua por todas partes y las rocas por donde pisamos están muy desgastadas por la erosión de las mismas. Hay una cuerda ya dispuesta a la entrada de la cueva, en su tramo medio, bien atada y gruesa. Nosotros lo que aconsejamos es que
nos asistamos con una cuerda desde la entrada de la cueva, siguiendo a la ya dispuesta, a modo de refuerzo, y así hasta bajar a la cámara principal. Se hace necesario aclimatarse un rato antes de descender a la cámara, para que nuestros ojos se adapten a la oscuridad de la cueva y nuestro cuerpo a la humedad reinante.
Por seguridad siempre deberá quedarse al menos un miembro de la expedición en la superficie y con un móvil e ir turnándose en la visita al interior de la cueva. Nunca, bajo ningún concepto deberán estar todos los miembros de la expedición dentro de la cueva.
Hay que ir provistos con buenas linternas y a ser posible de las que se colocan en la cabeza para llevar las manos libres. Una vez dentro de la cueva se puede observar del techo estucado con pequeñas estalactitas (de ahí recibe su nombre) muchas de ellas han sido arrancadas en un acto propio de vándalos, pues forman parte del patrimonio natural de todos y nadie debe violentar estos parajes naturales. Sólo se nos permite disfrutar de ellos y conservarlos.
Vemos también estalagmitas y cuando unas y otras se encuentran, y aquí se encuentran, ... se forman unas columnas o pilares muy importantes en cuanto a tamaño. Estamos un buen rato dentro de la cueva explorando, observando y escudriñando cada rincón de este lugar tan especial y fantástico para que nuestras retinas se impresionen al máximo de esta belleza.
Si tienen que visitar la Cueva del Estuco, háganlo a mediodía, pues en la parte exterior y superior de la cueva hay una abertura (protegida por rejas para evitar accidentes) que comunica hasta la cámara principal y cuando el sol está alto ilumina la estancia con luz natural, con lo que la visión es mayor y mejor.
En entrevista con un vecino de Algimia nos informa que de niños echaban aliagas encendidas por esta abertura para en su caída ir viendo la cámara de la cueva; sin duda eran otros tiempos.
Pueden enlazar, desde aquí, con el albúm fotográfico de la Cueva del Estuco, en este blog.
Una vez hemos salido de la cueva, descendemos por la misma senda que antes habíamos subido, para enlazar con la pista forestal que habíamos rechazado antes. Una caseta en ruinas nos encontraremos a nuestro paso y a la derecha. Continuamos por la pista y se bifurca, nos desviamos a la derecha y hacia abajo, si vamos rectos y sin desviarnos alcanzaríamos el Pico de Espadán (esta ruta la haremos otro día).
Ya estamos descendiendo por la pista hasta que alcanzaremos la Fuente de La Parra, que se encuentra al mismo pie del Pico de Espadán, rodeada de alcornoques y de una gran masa forestal. Es un sitio en umbría y con mucha humedad por lo que abundan musgos y líquenes. Aprovechamos para charlar con unos vecinos de Algimia que estaban cargando agua para sus casas y nos refrescamos en la fuente. Tras un merecido descanso, regresamos sobre la pista, en la bifurcación nos dirigimos hacia la izquierda, continuamos, la caseta , ahora está a la izquierda, la senda de la Cueva del Estuco a la derecha, continuando por la pista hasta alcanzar la Nevera, que era nuestro punto de partida y donde damos por finalizada esta ruta tan interesante, aventurera como emocionante.
Senderistas: Vicente Gimeno y el autor.

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