
El contraste entre el Sol y la sombra en la naturaleza se manifiesta como una diferencia entre la luz intensa y las zonas oscuras, creando una dinámica visual que puede ser suave o dramática. El Sol crea iluminaciones fuertes y sombras nítidas, mientras que un día nublado o la neblina difuminan la luz, suavizando el contraste y creando una atmósfera más uniforme y tranquila. Este contraste se puede usar para resaltar formas, crear profundidad, y evocar diferentes emociones, como el dramatismo o la serenidad.
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