Piedra seca, pared seca, piedra en seco o albarrada son términos que hacen referencia a una técnica constructiva de origen tradicional y popular que se realiza mediante el uso de piedras, pero sin utilizar ningún tipo de mortero o argamasa. En ocasiones se usa arena seca para rellenar los huecos de la pared y de ahí viene el nombre.
Las piezas de roca (mampuestos), a veces talladas, se encajan convenientemente para la construcción de estructuras (bancales, muros, represas, chozos de pastor y obra en general) sin necesidad de argamasa que las una, simplemente debido a la correcta disposición, al máximo contacto entre piezas y a la propia gravedad.
La UNESCO inscribe esta práctica en la Lista Representativa de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2018 (13.COM), con la denominación Conocimientos y técnicas del arte de construir muros en piedra seca, afectando territorialmente a Croacia, Chipre, Francia, Grecia, Italia, Eslovenia, España y Suiza.
El origen de las construcciones de piedra en seco hay que buscarlo en la antigüedad con dos premisas que irán paralelas al paso del tiempo: la necesidad y la técnica constructiva. Seguramente la primera necesidad fue el refugiarse de las inclemencias del tiempo y la segunda la defensa ante otros grupos.
La revolución del Neolítico llevó al hombre recolector-cazador y nómada a ser agricultor, ganadero y sedentario. Esto le planteó nuevas necesidades, algunas de las cuales las resolvió empleando la piedra en seco. Ejemplos conservados se encuentran en toda Europa, por ejemplo: el poblado de Skara Brae en Escocia.

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