A unos 30 km, aproximadamente, desde Onda por la CV-20 y CV-194, travesía de Argelita y por una espectacular hoz labrada por el río Villahermosa, llegaremos a Ludiente.
Antes, el río describe un brusco giro allí donde se le une el Barranc Del Manzano.
Su término, tan densamente poblado como disperso en masías, podía contabilizar casi tanta población como en el propio núcleo, hace un siglo. Por el término de Ludiente mas de treinta masías conformaban este poblamiento disperso, en laderas, rellanos y terrazgos.
Nuestra caminata se dirige por la "rocha" hacia el puente, que una vez cruzado y atravesado brevemente el Barranc de Santa Ana (dejamos un nogal a la izquierda, atrás y abajo) alcanzamos el camino que rodea el cerro, animado por unos corrales (a la derecha de nuestra marcha).
Nos giramos para ver el emplazamienro de Ludiente en el fondo del valle y enmarcado por la Atalaya, hasta nuestro regreso en ruta circular en el que observaremos la fachada del caserío, pues la diferente perspectiva, nos permitirá hacerlo y no como ahora, que sólo se ve la parte posterior del mismo.
Nuestro camino es confortable y no tarda en acercarnos al Mas de Los Ingleros, con sus corrales y pajares abandonados. El camino transita por entre sus ruinas y nos aleja de ellas.
Amplia y cómodamente seguimos un buen trecho (veremos algunas construcciones abandonadas a nuestra derecha) hasta que una primera fita de piedras, nos desvia del camino y nos invitará a continuar por una preciosa senda entre pinos.
Como por encantamiento se acaba de transformar nuestro entorno, que nada tiene que ver con el tramo iniciado por el camino que ya dejamos. Nos encontramos en una senda, rodeados de pinos y enebros y por si faltaba poco con varias fitas de piedras que nos van informando de nuestra correcta dirección.
Terminada la senda que llevamos se abre un camino por el que alcanzamos un amplio paraje que de acuerdo a nuestro mapa topográfico se corresponde con Ermita Benachera (consultado con gentes de la zona, nos informan que no es correcto este nombre y que no se trata de una ermita sino de los restos de una masía..., sin precisar su nombre ...).
Efectivamente no vemos nada que la identifique como ermita y mas bien parecen los restos de una importante masía a tenor del emplazamiento (junto al camino), construcciones y su otrora, extenso maizal.
Retomamos el camino con incertidumbre y pesar al no tener identificada esta posición anterior en nuestra ruta. Una vez más ponemos de manifiesto la ausencia de postes y/o placas de información en la mayoría de las masías, que nos permitirían clasificarlas y ordenarlas para un posterior registro y protección de este extraordinario patrimonio que atesoran nuestras tierras y que tan poco se valoran.
Continuamos ascendiendo y la pendiente es importante, tanto, que podemos observar a lo lejos el Mas de la Pobla, a media ladera, y la Masía de Los Majuelos, en la misma cornisa de la Atalaya y hacia el NE de Ludiente, por la margen izquierda del río Villahermosa.
Un buen tramo tenemos que completar aún hasta que alcanzamos, en un recodo a la izquierda del camino, la Ermita de Santa Rosa de Lima.
Blanca, sencilla y preciosa ermita, acompañada de un pilón (pairón) en honor de San Vicente Ferrer y Santa Rosa de Lima.
Es un excelente momento de la mañana para descansar y tomar algo de fruta y chocolatinas de nuestras mochilas, mientras contemplamos esta singular ermita junto a unos viñedos.
Nuestra ruta sigue por un camino que serpentea junto a bancales de avellanos, maizales y algún otro frutal (con algunas señales de pintura del PR) hasta que se vuelve rectilíneo y nos conduce sin pérdida a la Masía de Benachera que se encuentra emplazada en el centro de un terrazgo labrado.
Una vecina nos informa que actualmente hay cuatro familias viviendo de forma permanente en Benachera.
Tenemos un pequeño conflicto con unos perros cuyo exceso de celo les lleva a impedirnos el paso - situación que solucionamos con cierta calma y satisfactoriamente para ambas partes - y sin ésta molesta compañía cruzamos la masía para dirigimos en fuerte pendiente junto a las torres de electrificacion hacia la singular Fuente de Lazaroyo, que destaca de su entorno por su cara pintada de blanca cal, así como la cruz blanca en la roca, que se divisan con nitidez desde esta parte de Benachera teniendo de fondo la imagen de la Masía del Cabezo Royo.
Dejamos atrás la fuente y abrevadero por una senda rocosa para cruzar la Vereda de Benachera a Sierra Alta.
Acusamos el descenso hasta que llegamos a la Masía del Cabezo Royo (en ruinas y deshabitada) estando emplazada en una cresta desde la que se domina el valle del río Villahermosa con el Castillo de Villamalefa y el Penyagolosa, al fondo. La estampa es extraordinaria en este día de verano, pues la niebla de ladera, ayuda al aportar pinceladas difusas.
El conjunto de la masía está formado por pajares, viviendas, establo y una era que se apiñan protegiéndose entre sí, pues el abandono y el olvido son grandes.
Una vez disfrutado de la quietud de la masía nos dirigimos por la pista forestal que desciende por la ladera derecha hacia Las Girabas.
Acusado y prolongado descenso entre pinos, algunos viñedos y adelfas, cuando cruzamos el barranco. Ya vemos en toda su extensión el Castillo de Villamalefa, hacia el N, cuando nos desviamos a nuestra derecha y encaminamos nuestros pasos hacia la Giraba de Arriba, en su latitud mas hacia el N que la Giraba de Abajo.
Las Girabas están compuestas por estos dos caseríos que a principios del siglo XX, contaban con unos 150 habitantes. Actualmente están permanentemente habitadas.
Cruzamos Las Girabas, en primer lugar la de Arriba y llegamos a la Giraba de Abajo, por la carretera hasta que vemos un puente sobre el río Villahermosa, que cruzaremos también, para llegar al Área Recreativa en el lecho mismo del río, pues la Fuente La Valentina, nos está esperando para refrescarnos con sus generosos caños.
Un momento de descanso nos relaja y revitaliza para ascender, de nuevo a la carretera y continuar nuestro regreso hacia Ludiente, disfrutando del fenomenal sistema erosivo del río Villahermosa, a la vez que veremos el caserío de Ludiente a nuestra llegada.
Con un paseo por entre sus calles daremos punto final a esta magnífica ruta circular que hemos llevado a cabo.
Senderistas: Vicente Gimeno, Carlos Llorens y el autor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario