Esta ruta se inicia y asciende desde el collado de Ibola, importante paso natural entre dos comarcas: La Plana Baixa y el Alto Palancia, por donde actualmente cruza la carretera CV-200 (Aín-Almedíjar) y punto de inflexión natural de las aguas hacia el río Palancia.
Desde este collado, muy conocido por los senderistas, se puede acceder al pico Espadán así como dirigirnos a la población vecina de Almedijar, por la fantástica y maravillosa Rambla de Almanzor o de Almedijar.
Hay un claro en el que se pueden aparcar varios vehículos.
Una vez posicionados en el collado, descubriremos una disimulada senda que nace a la izquierda, señalizada con una fita de piedras, que hemos reforzado. Hay otra senda que sube pero la rechazamos. Al principio parece una senda perdida pues tan apenas nos deja paso libre hasta que vemos las marcas del sendero PR (blanco y amarillo) en las piedras de unos ribazos y en el tronco de un pino rodeno, que nos relaja y confirma nuestra correcta dirección. Vamos en progresiva ascensión y con un desnivel considerable, en esta melancólica mañana de otoño, donde la niebla en la Sierra de Espadán nos ha dado ya la bienvenida.
La luz del día empieza a iluminar el NO y hacia el E, que es a nuestra izquierda, vemos el castillo de Aín que nos observa como nos alejamos.
Ya vemos la despejada y escotada cumbre de Cerro Gordo (938 msnm) que nos permite asomarnos a sus dos vertientes (a la Rambla de Almanzor y al Barranc de la Caritat) para disfrutar de unas panorámicas extraordinarias de la Sierra de Espadán - La Rápita, pico Espadán, Gurugú, Peña Pastor, Batalla, L´Aljub y pico Bellota. El sendero continúa bien señalizado como PR mientras crestea en un suave tobogán; un poste de madera informa de nuestra ubicación - Cerro Gordo - y muy cerca y a nuestro alrededor observamos la actividad de los jabalíes, pues a nuestro paso el efecto de sus hozaduras es evidente...
El sendero cruza el collado de Ereta y continúa por las laderas de Peña Blanca (966 msnm) hasta llegar al collado Mosquera o Peña Blanca (900 msnm) donde un cruce de caminos nos llena de incertidumbre..., nos encontramos con un nuevo acto de vandalismo, pues un poste de madera roto nada nos puede informar. De nuevo, la brújula será nuestro más fiel aliado, al orientarnos hacia el SO.
La senda deja de estar marcada por el PR, no obstante nuestra dirección es correcta y en descenso (rechazando otras sendas), y sin pérdida nos llevará a un maravilloso y fantástico alcornocal (Quercus suber) donde ejemplares centenarios de gran porte, nos empequeñecen, junto a otros de menor envergadura y que por doquier se encuentran, alternándose con gigantescas pedreras de Peña Blanca.
Nos encontramos en otro mundo, en un microclima propio, pleno de vegetación y con un tupido bosque de una belleza inmensa.
Embrujados por este bosque y sus formas casi fantasmagóricas recorremos poco más de 1,5 Km hasta que vemos en una zona de solana, una era circular, un pajar y un corral para las ovejas que hibernaban en la zona. Un gran sentimiento de felicidad se nos apodera, por fin vamos a conocer la histórica y ya mítica Casa de Mosquera.
Efectivamente, a unos cien metros, su imagen se nos aparece entre lo árboles, nos estaba esperando...
Una mezcla de emoción, alegría y sorpresa nos invaden a medida que vamos visitando la Casa de Mosquera. Su estado de abandono y deterioro general no nos quitan la ilusión de conocerla de cerca pues su existencia desde antes de 1861 y su historia son tan grandes e importantes para esta comarca y sus gentes que nuestro tributo se queda pequeño, pero eso sí, sincero.
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".. Se trata de una casa aislada, con dos crujías, con planta baja, primer piso y altillo, con muros de carga paralelos a la fachada y un eje transversal que relaciona las dos crujías. Siguiendo el modelo tradicional de las casas valencianas aisladas, podemos ver la puerta de entrada y otra posterior. En cada fachada se abren tres vanos; la ventana central del primer piso se abre en balcón.
La planta baja sería el espacio mas frecuentado de la casa, utilizada como vivienda de los caseros. Se configura con una doble entrada (en cada una de las fachadas) siendo la principal la que se orienta al Este, con una pequeña plaza que servía para reuniones y baile, en su época de esplendor.
A la derecha de la puerta principal se encuentra la cocina, a la izquierda dos habitaciones y al fondo a la derecha la escalera de acceso al segundo piso, en cuyo hueco se habilita una alacena.
El primer piso, es la estancia noble, concebida como residencia de los propietarios de la finca durante el escaso tiempo que pasaban en la zona. Todavía se conserva la decoración de las paredes, con adornos geométricos pintados, que servían para resaltar la importancia y privilegio de este primer piso frente al resto de uso cotidiano.
El altillo se configura como un espacio único, en el que se instala un depósito para almacenar el agua que llegaba desde la cercana fuente del Cossio.
Pegado al lateral del edificio principal encontramos una construcción con tejado a dos aguas y puertas que dan a los laterales de las fachadas de la masía. Por una de ellas entraba el carruaje (junto a la fachada principal), y la otra daba acceso a un corral para los animales domésticos, así como a un horno para pan..."
MOSQUERA, Etnología de un paisaje rural de la Sierra de Espadán
Pablo Vidal González
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Con tristeza nos vamos de la Casa de Mosquera, con un hasta pronto. Si descendemos al centro del valle por la pista de la izquierda nos llevaría hasta Azuébar, pero rechazamos esta opción para seguir recto por una pista histórica que comunica la masía con la carretera de Almedíjar con Aín.
Esta pista discurre paralela al valle de la Falaguera, conformando el Paraje de Mosquera, un área de 140 Hectáreas de extensión, que constituyen seguramente el mejor exponente de bosque mediterráneo de toda la Comunidad Valenciana, por conservar uno de los más amplios alcornocales en estado primigenio de toda la Sierra de Espadán, que bordean los márgenes del Barranco de Falaguera.
No podemos evitar volver la vista atrás para contemplar desde la distancia la localización de la masía, en una estrechez del valle y sobre un roquedal, mientras este último tramo de nuestra ruta, horizontal y cómodo, se hace espectacular por la frondosidad del paraje natural que nos acompaña.
La pista desciende hasta la CV-200 y por la izquierda de la carretera (en dirección a Aín) y a unos 500 m, entre las biondas, se abre una sorprendente senda que nos llevaría, en descenso pronunciado, a la Rambla de Almanzor o Almedíjar que remontando la misma y en dirección al Camí de la Serra y desvío hacia la derecha nos conducirá hasta el collado de Ibola, punto de partida y regreso de esta sorprendente e histórica ruta circular de senderismo, que ningún senderista debería perderse. También se puede optar por remontar la CV-200 en dirección a Aín, hasta el collado de Ibola (unos 3,5 Km aproximadamente).
Senderistas: Vicente Gimeno, Jorge Vidal y el autor.
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